miércoles, 30 de marzo de 2011

Capitulo 2

Capitulo 2: La historia de tía Allyson


Erika miro a su tía. ¿Qué no era humana?
-Estás loca, completamente loca.-dijo mientras temblaba y retrocedía hacia la puerta.
-Búscale otra explicación a su aparición.-señalo a Arika.
-Lo que me estás diciendo es imposible, o no te das cuenta. A los 4 años me dijiste que la magia no existía, y normalmente se suele decir que si, ¿sabes?
-Era para que no te dieses cuenta de lo rara que eras.
-Gracias.-dijo molesta.
-No es malo ser extraña, pasad, no os quedéis ahí.- Allyson se llevo una mano a la cabeza y se sentaron en el salón. Les trajo algo de comer.
-Casi no has desayunado hoy Erika, come algo, por favor.
La niña miro la ensalada y cogió un tenedor.
-Ahora explícame la locura que me has dicho.
-Primero preséntame a tu… Amiga.
-Arika, Allyson. Allyson, Arika. Desembucha.
Suspiro y miro por la ventana.
-Es una historia larga.
-Tengo todo el tiempo del mundo.-se cruzo de piernas y se echó para atrás.
-Yo también-dijo Arika.
-A pesar de lo que piensa mucha gente, la Tierra no es el único mundo. En otro lugar existe el mundo de las Dríades.
En ese mundo, hay muchos poblados. Eso te lo explicará Arika mejor que yo. En uno de esos poblados, nació una vez una niña a la que llamaron Talissha. Pero lo más extraño de esa niña era una marca circular que tenía en el tobillo.
-Pero eso no es raro, yo tengo una amiga que tiene una.
-Espera, no he terminado.
La marca tenía en el centro una pequeñísima estrella de ocho puntas. Había una leyenda que contaba que una niña con una marca similar traería al mundo, junto con un humano, a las Liberadoras. Las Liberadoras eran dos gemelas destinadas a destruir lo que más miedo causaba a las dríades: Las Almas Negras.
Arika se encogió sobre si misma.
-¿Las Almas Negras?
-Las Almas Negras son un grupo de guerreros que destruyeron la vida de millones de Dríades, sembraban el pánico allí donde iban, anunciaban muerte y dolor, entonces intervinieron los Dioses a ver lo que sus criaturas hacían, y otorgaron a las dríades la capacidad de sentir el dolor de las personas que matasen. Luego le quitaron sus armas más preciadas: Los Regalos de los Dioses. Se dice que eran fragmentos de poder con una gran capacidad. Solo se quedaron con uno. La Luna Oscura es peligrosa y cruel, mata sin más. No hace otra cosa.-explico Arika con tono tétrico.
-Gracias Arika.
Bueno, las Liberadoras serian dos dríades perfectamente instruidas una sobre el mundo Mágico y otra sobe el Humano. Traerían la paz cuando el plan de la gran guerrera necesitase ser destruido. Luego se convertirían en las Grandes Soberanas del mundo y reinarían prometiendo la paz y tranquilidad.
La leyenda era verdad, porque Talissha se enamoro de su protegido, Nathan, y se casaron. Fueron a vivir al mundo Mágico y tuvieron dos hijas gemelas. Ambas eran medio humanas, medio dríades. Pero cada una tenía una apariencia distinta. Entonces Talissha supo que tenían eran las Liberadoras y tenían que separarlas. Por si no lo sabías, vosotras dos tenéis más poder un una mano que algunas dríades en todo el cuerpo. Podríais volar esta casa con una mano si quisieseis ahora mismo.
Erika se miró las manos y le parecieron un arma destructora y peligrosa.
-Las Liberadores tendrían una misión:
Una de ellas, proteger. Su Don sería crear escudos irrompibles que ayudarían a proteger a las dríades. Otra tendría el Don del saber, de ver el futuro. Ambas, acompañadas de las personas que mas quieren salvaran el mundo. De lo único sobre lo que no hablan es esas personas.
-Creo que pueden ser mis amigas, son las personas que más quiero: Pandora, Julietta, Calhina, Korah, Savannah, Siena y Lianna, pero yo jamás las pondría en peligro en un viaje.
-Tal vez sean ellas, tal vez no. Esto es todo.
-Tía Ally, ¿te das cuenta de que lo que acabas de contar contradice todo principio científico?
-Niña, deje de creer en la ciencia cuando conocí a Talissha.
-Una cosa ¿Qué es un protegido?
-Es un humano que nace a la vez que una dríade y el cometido de la dríade es protegerle para siempre. Si el protegido muere, la dríade queda libre de toda responsabilidad y puede proteger a quien quiere.-dijo Arika de forma mecánica.
-¿Cómo conociste a Talissha?
-Nathan es mi hermano.
Esto impacto a Erika como un mazazo. Su vida estaba llena de mentiras por parte de su tía. ¿No se supone que era hija única?
-¿Algo ultimo que desmentir, tía Allyson?
-Sí, sácate la bota y mira tú pie derecho, podrás descubrir que tienes una marca como la de tu madre.
-No, conozco mi pie ¿sabes?
“Más que a mi tía, por lo que parece.” Hizo lo que le ordenaba y su tía saco algo del bolso. Un bote con algo dorado dentro, que dejo caer sobre el pie de Erika. Apareció la marca.
-Pero… Es que… Yo no soy mágica.
-¿Cómo explicas lo de la profesora que lanzaste por el aire?
-¿¡Lanzaste a una profesora por el aire!? Si haces eso en mi colegio, te expulsan.
-Aquí también.-dijo Allyson mirando a Erika.
-Yo que pensé que duraría más días… Tía Allyson, supongo que nos mudaremos de nuevo.
-No, tú te vas, yo me quedo.

Arika ayudaba a Erika a hacer la maleta. Parloteaba sin cesar a respirar.
-Ya veras, seguro que te meten enseguida en nuestro curso. Y mis amigas, seguro que te caen genial, y… ¿Anda, que es eso?
-Un iPod.
-¿Para qué sirve?
-Sirve, sobre todo, para escuchar música.-le tendió un casco.
Arika lo miro y Erika sacudió la cabeza y se lo puso en la oreja. Subió el volumen de “I´m just a Kid” y Arika se quedo con la boca abierta.
-¡Flípalo en colores!
Erika rió débilmente. Todo aquello le sonaba a cuento de hadas, o de dríades, lo que fuese. Miro su habitación, ahora casi vacía. Nada menos que 4 maletas estaban amontonadas debajo de la ventana. Todos sus libros seguían en la estantería. Algunos estaban en castellano, pues había pasado en España hasta los 8 años, aunque era americana, bueno, medio americana, medio lugar-de-nombre-desconocido. Arika seguía con el casco puesto cuando ella se puso a meter los libros en una bolsa de viaje muy espaciosa. Mientras sacaba uno, a sus pies cayó algo. Era un librito que no había visto nunca. Rectangular y finito, de tapas color jade. Lo cogió y lo giro para ver si lo reconocía. La respuesta fue negativa y, aun así, lo metió en la bolsa con un encogimiento de hombros. Entonces le asalto una pregunta:
-Arika, ¿tú que sabes hacer?
-¿A qué te refieres?
-Magia y esas cosas. Como va tu cole y tal.-dijo pensando a que quería saber a qué se enfrentaría.
Arika rió cantarinamente y se sentó en la cama.
-Las clases que damos dependen de la persona. Artes de la Tierra, es muy teórica, con la señorita Ametina, y poco practica; Artes del Fuego, con el señor Epro, es tanto teórica como practica; Artes del Agua, del Señor Gabilo, en, bueno, depende del día y la Señorita Moonly, nos da Artes del Aire, son casi todo practicas, nos encantan, es súper maja. Se hacer crecer plantas, provocar torbellinos de aire y agua, hacer llover, que algo salte en llamas, hablo con los arboles y las algas,-se quedo un momento pensando-se crear correas de agua y, bueno, algunas cosillas mas.-le guiño un ojo.
Los ojos de Arika eran muy distintos a los de muchas chicas de su edad. Eran grandes y aniñados, en vez de ir perdiendo la redondez infantil, parecían ganarla. En cambio sus rasgos se asemejaban más a los de una joven. Su pelo llegaba hasta la cintura y era brillante y suave. Estaba perfectamente cuidado y se esparcía sobre su espalda en cascada.
La noche cayó y Arika se tumbo en el colchón que Allyson había preparado para ella.
-Arika, ¿estas despierta?
-Sí.
-Una pregunta, ¿Cómo vamos a ir al mundo Féerico?
-¡Anda la osa! ¡Pues ni idea!
-¡¿Cómo que ni idea?!
-Bah, mis amigas vendrán a buscarnos, seguro.
AL rato después, se quedo dormida. Erika cogió su portátil y puso una única palabra: “Dríades”. 109.342 resultados. Historias fantásticas, preguntas tipo: ¿real o leyenda?, imágenes, dibujos, y mentiras, muchas mentiras. Apagó el ordenador y lo metió en la maleta. Por alguna extraña razón desconocida, lo llevaba. Se quedo dormida pensando: “Que estoy haciendo”.

Por ahí…

Las niñas se metieron en las mullidas y cómodas camas. Lillith ocupo el sitio de Arika (aunque había dicho que no era necesario) y miro a las dríades.
-Julie, tengo miedo.
-Y yo Savi, y yo.
Julietta y Savannah susurraban y Siena miraba por la ventana. Lianna comentaba algo con Pandora.
-Por Gaia, espero que Arika esté bien.
-Conociendo a la Princesa, estará riéndose de todo y comiéndose el mundo.
-¿La Princesa?
Pandora rió sin ganas.
-Todas tenemos apodos. Yo soy la Lanzadora de Cuchillos, por que los lanzo muy bien. Julie es Hilos de Oro, por el pelo al que tiene tantísimo aprecio. Savi, la Lectora, porque es su Don y eso. Lianna es el Ángel, porqué es buena y tiene una reputación perfecta. Siena es la Piedra Preciosa, porque es dura como un diamante y preciosa coma esa piedra. Korah es Sonrisas, porque si ella no está feliz, nadie lo está. Calhina es la Baronesa, porque sus padres lo son de un Poblado.
-¿Y Arika? ¿Por qué la llamáis Princesa?
-Por que cuando llego se comportaba como tal.
-¿Os trataba con desdén?
-No, era buena con todos, comprensiva y amable, ya sabes-le respondió Pandora en tono de extrañeza.
Lillith pensó un momento. Claro, los estereotipos de princesas humanas y dríades eran demasiado diferentes y opuestos. Por ahora, su mundo carecía de Soberanos. Tras aquel desastre con Las Almas Negras, nadie quería reinar. Pero ella conocía la leyenda. La leyenda que hablaba de dos jóvenes que se convertirían en las Reinas y traería Paz.
Se dio la vuelta en la cama y se volvió a subir en pantalón demasiado ancho para ella que Julietta le había dejado. Era impresionante lo bien que la habían acogido, no como en el mundo humano. En ese mundo si eres diferente, si no piensas lo mismo, eras rara y te tratan mal, como si sobrases. Ella carecía de padres tanto allí como aquí y vivía en un pequeño centro de acogida para dríades que iban a la tierra. En Rezbane la habían cuidado bien, pero allí se sentía como en casa. Y, seguramente, lo estaba.

Al día siguiente…

La directora miro por la ventana de su despacho. El sol comenzaba a despuntar por el horizonte. Ilumino sus delicados y cuidadosos rasgos. Cerro los ojos y dejo que el calor la reconfortase un segundo a penas. Basta, ahora tenía que trabajar. En el centro de la sala, dispuso unas semillas rojo rubí formando un círculo. Levanto su falda azul con las manos por encima de sus tobillos y se fue caminado del despacho, dejando tras ella, las semillas creciendo de forma desmesurada. Cuando llegó a su destino, el despacho/cuarto de la señorita Moonly, vio que había luz dentro bajo la rejilla de la puerta. Sonrió para sus adentros. Aquella mujer era muy trabajadora, incluso tras todo lo que había tenido que pasar. Llamo y entro cuando escucho un débil “adelante”.
-Vengo para avisarte Moonly, todo está listo, ellas volverán.
La señorita Moonly se puso de pie. Aun llevaba puesto el pijama, un sencillo camisón de encaje blanco que caía hasta sus rodillas. Vio lo que la profesora tenía sobre su mesa.
-¿Aun sigues con eso?
La joven dirigió una mirada hacia la mesa cubierta de manuscritos. Una mirada llena de anelanza y tristeza interior de la que pocos conocían el significado. Llena de recuerdos tristes y alegres a la vez. Soltó un suspiro prolongado.
-Lo siento señora, no puedo evitarlo.-dijo avergonzada bajando la cabeza.
Pero la mujer le dirigió una mirada de pena y preocupación con un toque de reconformación.
-No me lo digas a mí, solo te haces daño a ti misma.
-Enseguida iré señora.
La directora se fue y recordó a una niña feliz y despreocupada, que caminaba por los caminos del colegio, cogida de la mano de un chico muy guapo, deseado por muchas otras. Sacudió la cabeza y entro en su despacho.
-Vamos a traer a las Liberadoras de vuelta.-susurró.

Un rato y lugar lejano mas allá…

Erika miro su reloj de pulsera. Llevaban en casa 2 horas esperando a que pasase algo. Habían pedido salir a dar una vuelta, pero Allyson se negó en rotundo.
-¿Y si la ven?-dijo dirigiendo una mirada acusadora a Arika.
-Si no les gusto, que no miren.-respondió esta.
Arika seguía hablando (¿¡Por Dios, es que no se cansa!?) había pensado su presunta hermana. Entonces, se quedo quieta y miro al frente hacia ningún sitio. Erika la miró preocupada. Pero ella le sonrió y se puso de pie.
-Vienen a por nosotras.
Allyson que le había escuchado se puso a su lado.
-Erika, mi Erika, no me creo que te vayas ya. Y pensar lo que te quiero, aunque te escondiese algunas cosas. O mi Erika-la abrazo llorando.
-Nadie ha dicho que nos vayamos ya.
-Lo ha dicho ella. Es suficiente.
.Ojala tuviésemos un modo de comunicarnos, de seguir en contacto. Te voy a echar mucho de menos Tía Allyson-Erika lloraba.
-Yo conozco un modo-Arika rebusco en sus bolsillos (¿donde escondería todo lo que metía en ellos?)- escribís algo con el dedo así ¿veis?-les mostro-y la otra lo recibirá.-el garabato de la niña apareció en la otra piedra-todo vuestro.-las hechice el año pasado en clase y nunca las uso.
Allyson las miro agradecida y abrazo a Arika, que le devolvió con amabilidad y gusto en abrazo. Entonces, un segundo después, una luz intensísima apareció en el salón del 47 Black Sea Street. En medio de ese círculo de luz que se formaba, apareció una mujer de indudable belleza y pelo oscuro. Se quedo mirando a las niñas.
-Señora directora-saludó con respeto Arika.
-Arika-se inclinó de cabeza y se dirigió a la adulta-usted debe de ser Allyson, la tía,-luego miró a Erika-ha hecho un gran trabajo con esta muchacha.
-Fue lo que Talissha me encargo “cuídala como a una hija, por favor”.
-¿Usted lo sabía?-pregunto sorprendida Arika.
-Sí, pequeña, sí lo sabía, desde el principio. Ahora poneos en el círculo de poder.
Arika se metió en el círculo y la directora hizo un gesto de mano, haciendo volar las maletas de Erika dentro del círculo. La chica miro el lugar y después a su tía. Se abrazó a ella y se deshizo en lágrimas. Iba a ir un mundo desconocido, a un colegio desconocido, con gente que no conocía de nada. Abrazo con fuerza a la mujer a que tantos años la cuidó.
-Tía Allyson te quiero mucho, muchísimo. No quiero irme.-Lloraba como nunca antes.
La mujer le dirigió unas caricias cariñosas a su pelo y le susurro:
-Así somos las tauro, no nos gustan las cambios, ¿eh?-dijo en tono amistoso.
Erika asintió pesarosamente con tristeza. El pelo claro de Allyson caía sobre sus hombros y sus ojos azules la miraban brillantes por las lágrimas. Era el momento decisivo.
-Adiós tía Allyson, juro que volveré, que no te quepa duda.
-No lo dudaría jamás, mi niña.-dejo un sonoro beso en su frente.
Erika entro en el círculo. Y desaparecieron. De los débiles hombros de Allyson, pareció desaparecer una carga que había sido muy agradable llevar.
-Talissha, mi misión acaba aquí.
Se sentó en el sofá de la casa ahora vacía, y rompió a llorar. Después de tantos años, sintió que quería y necesitaba a Erika más que nada en el mundo. No se sabe lo que se tiene hasta que se pierde, pensó. Se sentía muy vacía y solo, así, de repente. Ahora, a preparar la ida de Erika, nadie podía enterarse de lo de las dríades.

1 comentario:

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